Como Ícaro de las llamas, el Boceto de Paco Nájera y Jon Pieras se resiste a su destino con la más irrenunciable de las pretensiones: ser SER. La utopía, como el verbo hecho palabra, toma forma y cuerpo de monigote y allá nos lleva por pasillos y vericuetos, inimaginables pero imaginados, para encontrarse con nuestros propios sueños y hacerse realidad. Con el simpático Boceto conseguimos bucear en el inconsciente de nuestro ayer para toparnos de súbito con Asterix y Obelix, con Torpedo, con Maltés, con El Cachorro, con Axtur... y hasta con El Capitán Trueno. La bella metáfora nos dice mucho del propio hombre y de sus fracasadas ilusiones arrojadas al olvido, por no haber superado un crítico umbral de posibilismo y verosimilitud. Cada ser humano es un Boceto con traje de sueño y hay quien dice que es también un sueño inacabado e imperfecto. Y siempre, siempre que se arroja la utopía de la propia superación a la papelera de la renuncia y del desánimo, sólo se consigue más morir y menos vivir. “No digáis que fue un sueño” este Boceto; porque se hizo real y lo será en nuestra memoria.
...Y EL BOCETO QUISO SER “SER”
ResponderEliminarComo Ícaro de las llamas, el Boceto de Paco Nájera y Jon Pieras se resiste a su destino con la más irrenunciable de las pretensiones: ser SER.
La utopía, como el verbo hecho palabra, toma forma y cuerpo de monigote y allá nos lleva por pasillos y vericuetos, inimaginables pero imaginados, para encontrarse con nuestros propios sueños y hacerse realidad.
Con el simpático Boceto conseguimos bucear en el inconsciente de nuestro ayer para toparnos de súbito con Asterix y Obelix, con Torpedo, con Maltés, con El Cachorro, con Axtur... y hasta con El Capitán Trueno.
La bella metáfora nos dice mucho del propio hombre y de sus fracasadas ilusiones arrojadas al olvido, por no haber superado un crítico umbral de posibilismo y verosimilitud. Cada ser humano es un Boceto con traje de sueño y hay quien dice que es también un sueño inacabado e imperfecto. Y siempre, siempre que se arroja la utopía de la propia superación a la papelera de la renuncia y del desánimo, sólo se consigue más morir y menos vivir.
“No digáis que fue un sueño” este Boceto; porque se hizo real y lo será en nuestra memoria.