Siempre me llamaron la atención los robots en Trueno. "Esto no es posible", decía de pequeño al ser un apasionado de la historia.
Pero existe un curioso hecho en Toledo que da nombre a una calle en la ciudad imperial: el Hombre de Palo.
El inventor italiano Juanelo Turriano (residente en Toledo constructor de relojes y un ingenio para subir agua desde el río Tajo a la ciudad) murió pobre al no recibir dinero de sus inventos.
Y se cuenta que llegó a construir lo que hoy pudiéramos ver como un robot: un autómata de hierro y madera, poleas, ruedas con dientes y coronas que pedía dinero para Turrieano (avergonzado de su situación). Eso fue a finales del siglo XIV, muy lejos (casi 200 años más) de las teóricas aventuras del "Capi".
Interesante anécdota la que nos has contado. No la conocía. Gracias, Flanagan. A mí me ocurrió más o menos igual que a ti. Me resistía a abstraerme del conocimiento que tenía de la Historia, y algunos episodios de Trueno nunca los digerí. Me refiero a relatos como aquellos del robot, de la araña metálica y de las piezas de ajedrez gigantescos... Sin embargo, no tuve ningún problema (en la lógica de aquella edad), en aceptar al globo aerostático como algo posible en la Edad Media. Y más, tras le lectura de aquella viñeta en la que Mora se preguntaba y nos preguntaba: "¿Cuántas ideas brillantísimas se habrán perdido por culpa de las guerras?" Fue suficiente. Esa duda me hizo creer en la verosimilitud del globo aerostático del mago Morgano, y en que El Capitán Trueno tuvo el privilegio de poder volar 600 años antes de su invención.
Siempre me llamaron la atención los robots en Trueno. "Esto no es posible", decía de pequeño al ser un apasionado de la historia.
ResponderEliminarPero existe un curioso hecho en Toledo que da nombre a una calle en la ciudad imperial: el Hombre de Palo.
El inventor italiano Juanelo Turriano (residente en Toledo constructor de relojes y un ingenio para subir agua desde el río Tajo a la ciudad) murió pobre al no recibir dinero de sus inventos.
Y se cuenta que llegó a construir lo que hoy pudiéramos ver como un robot: un autómata de hierro y madera, poleas, ruedas con dientes y coronas que pedía dinero para Turrieano (avergonzado de su situación). Eso fue a finales del siglo XIV, muy lejos (casi 200 años más) de las teóricas aventuras del "Capi".
Pero, ¿quién sabe...?
Interesante anécdota la que nos has contado. No la conocía. Gracias, Flanagan.
ResponderEliminarA mí me ocurrió más o menos igual que a ti. Me resistía a abstraerme del conocimiento que tenía de la Historia, y algunos episodios de Trueno nunca los digerí. Me refiero a relatos como aquellos del robot, de la araña metálica y de las piezas de ajedrez gigantescos... Sin embargo, no tuve ningún problema (en la lógica de aquella edad), en aceptar al globo aerostático como algo posible en la Edad Media. Y más, tras le lectura de aquella viñeta en la que Mora se preguntaba y nos preguntaba: "¿Cuántas ideas brillantísimas se habrán perdido por culpa de las guerras?" Fue suficiente. Esa duda me hizo creer en la verosimilitud del globo aerostático del mago Morgano, y en que El Capitán Trueno tuvo el privilegio de poder volar 600 años antes de su invención.