viernes, 6 de octubre de 2023

MEMORIAS DE UN AFICIONADO AL CÓMIC: COMO SE GESTÓ LA EXPOSICIÓN DE EL CAPITÁN TRUENO EN CÓRDOBA. (2)

MEMORIAS DE UN AFICIONADO AL CÓMIC (100)

La confección del libro de El Capitán Trueno (I)

Como ya he dicho, pensamos que el libro de estudio sobre el personaje lo escribiríamos todos, por ello, repartimos mi colección de cuadernos entre los cuatro. Yo me quedé con los ciento cincuenta últimos tebeos y comencé a leer mientras tomaba notas para poder desarrollar el texto.
Herminia, una antigua profesora de Literatura de Juan Francisco Pérez, que era aficionada al cómic y con la que había hecho buenas migas, me habló de venir a casa para hablar conmigo sobre el libro. Yo no había escrito un libro en mi vida, como la inmensa mayoría de los mortales, y, por ello, no sabía que era tan importante el texto como la estructura.
Precisamente, ella fue la que me dio la clave sobre cómo debía distribuir el contenido. Me aconsejó que hiciese un análisis de la estructura narrativa que empleaba Víctor Mora para hacer sus historietas, que estudiara los personajes y que comentase las peculiaridades de los creadores gráficos. La verdad es que como punto de partida estaba muy bien porque yo no tenía ni idea de cómo debía hacerlo, por lo que le agradeceré siempre su generosidad.
Pero, según comencé a leer mi parte de la colección de cuadernos me di cuenta que también debía analizar al héroe con relación a los tebeos de su tiempo, hablar sobre la censura y comentar la visión política y social de la obra. Además, aparecieron pequeños temas a tratar también de manera más reducida como contemplar los aspectos varios que lo relacionaban con otras artes, la Ciencia y la Técnica, la muerte y la violencia, los celos y algunos homenajes e inspiraciones de los que había bebido la obra.
El libro se complementaría con una valoración personal mía, ya que en el resto de la obra no iba a dar mi opinión sobre lo que escribiera. Al final, se contó con la inestimable colaboración de los otros tres para desvelar su visión particular de la obra, con lo que el ensayo ganó en puntos de vista diferentes.
Una cosa que tuve clara desde un principio era que el libro debía llamarse El Capitán Trueno: un héroe para una generación, porque exactamente eso es lo que era. Digo esto porque una cosa dificilísima es ponerle nombre a un texto, pero algunas veces hay escritos que nacen con su nombre y apellidos ya puestos.
Según íbamos leyendo, los demás compañeros comenzaron a decirme que el libro lo escribiese yo, sin embargo insistí en que ellos hiciesen alguna parte, por lo que el texto final contó con al menos una intervención de Rafael Infantes Lubián, Juan Francisco Pérez Ruiz y Miguel Ángel Cáceres Anillo. La manía de que fuese así se debió a que yo quería que desde el Ayuntamiento se viese cuán capaces podíamos ser los aficionados cordobeses como para movernos en cualquier campo del montaje de un evento y creo que lo conseguimos, como ya se verá.
Otro gran éxito fue que logré que alguien del prestigio de Salvador Vázquez de Parga hiciese el prólogo. Junto con el texto original escrito a máquina, me mandó una tarjeta con palabras muy amables que conservo aún.
Periódicamente, fui hablando con Víctor Mora por teléfono para contrastar impresiones con él. Creo que era los martes por la mañana cuando iba a Ediciones B y por eso fue allí y ese día de la semana adonde yo lo llamaba. Siempre fue muy cordial y era un buen conversador porque era un intelectual.

--------
MEMORIAS DE UN AFICIONADO AL CÓMIC (101)
El Capitán Trueno, ese comunista…
Recuerdo que durante el proceso de lectura de mi parte de la colección de El Capitán Trueno fue cuando me di cuenta de que había algunas críticas atrevidas en las que se ponía de manifiesto lo injusto de la actitud despótica del poder. A veces, también se aludía a la diferencia social entre los ricos y los pobres, con lo que parecía haber una denuncia que pudiera estar hecha desde la izquierda clandestina. Muy velada, pero muy diáfana a la vez.
El hecho de que de tanto en tanto apareciese en la lectura de los tebeos alguna crítica a la situación de pobreza de los más débiles de la sociedad me dio base para hablar con Mora sobre el hecho de que en la serie se pusiese de manifiesto una actitud ideológica que podía encuadrarse dentro de los postulados de la izquierda, encubierta claro, pero que surgía de tanto en tanto de una manera cristalina, pero expuesta con la suficiente ambigüedad como para que pasase la censura.
Trascribo a continuación lo que quedó escrito al respecto en mi libro El Capitán Trueno: Un héroe para una generación, editado en 1989 por la Delegación en Córdoba de la Concejalía de Cultura de la Junta de Andalucía: “es sorprendente que estos comentarios y situaciones incisivas fuesen permitidas por una censura tan férrea como era la de la Junta de la” Comisión de Información y Publicaciones Infantiles y Juveniles, porque casi “todos los ejemplos citados pertenecen a la época de actuación de la misma”.
Esta actitud, según me contó Mora, se debió a que él formó parte en aquellos años de una corriente intelectual llamada Posibilismo, que se opuso al franquismo. Se pretendía que al forzar la situación, si se pasaba la censura, se conseguía aportar un poco más de libertad, aunque fuese mínima.
Cuento esto porque una docena de años más tarde Víctor Mora hizo unas declaraciones en las que dijo que esto que cuento de manera tan clara fue una interpretación equivocada por mi parte, porque él nunca había querido decir eso. El posibilismo se definía en los diccionarios y era otra cosa muy diferente a lo que yo había contado...
Creo que esto necesita una explicación contundente por mi parte porque con sus palabras, en 1989 él quedó como un luchador por la Libertad y a mí en 2003 me hizo quedar con el culo al aire, así que ya volveré sobre ello en su momento adecuado.
Una vez terminada la primera versión del texto, Rafa Infantes la pasó a ordenador y la imprimió haciendo un libro que era el colmo de lo moderno porque recogía las hojas con un mecanismo metálico de esos que vendían por unas pesetas en cualquier librería, tenía su portada de plástico trasparente, la contraportada verde… Fue enviado a Mora para que diese el visto bueno sobre el contenido y nos escribió una carta muy amable en la que nos agradecía el trabajo y en la que no ponía la menor objeción al contenido… Ni siquiera en lo referente a lo que yo había escrito sobre el posibilismo.
A mí se me ofreció por parte de la Delegación en Córdoba de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía la perspectiva de hacer un libro de tapa dura y con ilustraciones a color, pero dije que no, que deseaba que fuese un libro para leerlo y no para ver las ilustraciones y olvidarlo luego en la estantería, como suele ocurrir con este tipo de ediciones caras. Todavía no me he arrepentido de esa decisión.



------------
MEMORIAS DE UN AFICIONADO AL CÓMIC (102)
La aventura del Capitán Trueno en Córdoba
Ediciones B quiso relanzar El Capitán Trueno en los años finales de la década de los ochenta, por lo que encargó a varios dibujantes unas historietas del personaje que canceló para elegir al inglés John Burns, que al final acabó haciendo los dos álbumes de tapa dura que se conocen. Por ello, Julia Galán me habló de mandar fotocopias de algunos originales inéditos desechados de estos dibujantes que tenía en el fondo Bruguera. La intención era que a la vista de los mismos decidiésemos qué autor gráfico debía hacer el tebeo apaisado que habíamos proyectado.
Poco después, recibimos las reproducciones a tamaño real de originales dibujados por el gran Jesús Blasco, Tomás Marco y Joan Boix.
Pese a su indudable maestría como artista, Blasco, no había encajado en la plástica del personaje cuando hizo sus dos aventuras para la revista que acabó cerrándose debido a la caída de editorial Bruguera en mayo de 1986.
Los dibujos de Marco eran apenas unas páginas de su versión del guión de la historieta que luego se le dio a John Burns. Su estilo ya no era aquel que se parecía tanto a Ambrós, al que tan bien supo imitar en los cuadernos que dibujó en los primeros años sesenta.
Pero, el que nos sorprendió fue Joan Boix porque era el más parecido al creador gráfico. Desde siempre había sido un dibujante muy versátil, como el buen profesional que es, por lo que fue el elegido por nosotros para realizar aquella obra tan especial.
Cuando hablé con él por teléfono me dijo que cobraría diez mil pesetas por página y que la portada no la cobraría y así lo transmití a la Delegación de Cultura.
Víctor Mora escribió el guión y se lo pasó a Joan Boix para que lo dibujara. Meses después, llegaron los originales de Boix y quedamos muy impresionados con el resultado.
Cultura pagó por su trabajo a razón de quince mil pesetas por página en blanco y negro y una cantidad igual por la portada a color, un precio razonable para lo que solía cobrar un dibujante por entonces. Advertí que a mí me había hablado de cobrar diez mil pesetas por página y que iba a hacer gratis la portada, pero decidieron no decirle nada y le pagaron todo.
A la vez, se había hecho un llamamiento a los círculos plásticos más vanguardistas de las provincias andaluzas para recopilar originales para la exposición de jóvenes autores regionales en homenaje al Capitán Trueno. Como quiera que casi no se recibieran apenas trabajos, se me ocurrió realizar una ilustración para la exposición colectiva porque si había poca participación así habría siquiera uno más.
Entonces, tras acabar de escribir el libro, me puse a reproducir la nave central de una catedral de estilo gótico y plasmé lo que nunca se había dibujado hasta ese momento: la boda del Capitán Trueno y de Sigrid, a cuya ceremonia religiosa asistían un montón de invitados, lógicamente sus amigos y enemigos.
Como quiera que no soy dibujante aquella ilustración la hice a costa de echarle mucho tiempo. Una vez acabada, decidí presentarla y se me admitió, no sé si porque no había mucha participación en ese momento o por formar parte del invento.


Continuará

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jamás asocié al Capitán Trueno con una ideología tan sectaria, tan dictatorial y tan cerrada como el comunismo. Era una buena persona que luchaba contra las injusticias, la opresión y el poder corrupto ayudando a los mas necesitados. Vamos, lo contrario a los dirigentes de la extinta URSS, de la nefasta RDA, de Corea del norte, Venezuela, Cuba y demás joyitas comunistas. Dudo que aguantase ni un cuarto de hora a los Pablo Iglesias, Monteros, Belarras y Pam's. Tengo el libro de Ortega y se le nota su sectarismo radical. Es burdo y absolutamente equívoco el aplicar conceptos de izquierda y derecha a la Edad Media o a la antigua Roma, pura mezquindad y oportunismo. Una pena que intentase arrastrar el legado del Capitán Trueno a sucias ideologías. Por suerte pasó sin pena ni gloria.