¿Cómo es posible que no supiesemos nada de todas estas cosas cuando aparecieron en su momento? Gracias por desplegarnos este catálogo de delicias: páginas, portadas, guiones, imágenes de cine... Es todo un placer.
La respuesta es fácil: No existía Internet. Y además... ¡los tiempos han cambiado tanto desde entonces..! Yo no pude comprarme ninguna "figurita" de las de "Stereoplast"... tan solo mi padre me compró a Goliath... tas un buen berrinche. Frente al escaparate, tuve que decidir entre El Capi, Sigrid, Crispín o Goliath. Elegí a Goliath porque me caía muy simpático y porque tenía, además de una cachiporra, un pollo colgando de la otra mano. Y era el más forzudo. Eran otros tiempos. La España de los años 50 y 60, e incluso 70; no se parece en nada a ésta. Creo que es algo psicológico: lo que no pudimos conseguir en su momento (con los traumas y frustraciones que ello suponía), lo buscamos ahora... ya adultos... ya casi viejos. La nostalgia, amigos... no sólo es nostalgia. Es querer y poder hoy lo que quisimos y no se pudo ayer. Esos relojes, por ejemplo; que ni andan ni dan la hora; pero que hablan de otras horas... de otros momentos "felices" e irrecuperables... nos llevan a que nos hagamos la pregunta: "¿¿Cómo es posible que no supiesemos nada de todas estas cosas cuando aparecieron en su momento?".
Yo tampoco conocía la existencia de estos "relojes" y por tanto, también desconocía este dibujo. En su día no me gustaba nada de nada este Martínez Osete infantilizado (1966-68), pero hoy, año 2010, me resulta sumamente entrañable y refrescante. Gundar
3 comentarios:
¿Cómo es posible que no supiesemos nada de todas estas cosas cuando aparecieron en su momento?
Gracias por desplegarnos este catálogo de delicias: páginas, portadas, guiones, imágenes de cine... Es todo un placer.
La respuesta es fácil: No existía Internet. Y además... ¡los tiempos han cambiado tanto desde entonces..! Yo no pude comprarme ninguna "figurita" de las de "Stereoplast"... tan solo mi padre me compró a Goliath... tas un buen berrinche. Frente al escaparate, tuve que decidir entre El Capi, Sigrid, Crispín o Goliath. Elegí a Goliath porque me caía muy simpático y porque tenía, además de una cachiporra, un pollo colgando de la otra mano. Y era el más forzudo. Eran otros tiempos. La España de los años 50 y 60, e incluso 70; no se parece en nada a ésta. Creo que es algo psicológico: lo que no pudimos conseguir en su momento (con los traumas y frustraciones que ello suponía), lo buscamos ahora... ya adultos... ya casi viejos. La nostalgia, amigos... no sólo es nostalgia. Es querer y poder hoy lo que quisimos y no se pudo ayer. Esos relojes, por ejemplo; que ni andan ni dan la hora; pero que hablan de otras horas... de otros momentos "felices" e irrecuperables... nos llevan a que nos hagamos la pregunta: "¿¿Cómo es posible que no supiesemos nada de todas estas cosas cuando aparecieron en su momento?".
Yo tampoco conocía la existencia de estos "relojes" y por tanto, también desconocía este dibujo. En su día no me gustaba nada de nada este Martínez Osete infantilizado (1966-68), pero hoy, año 2010, me resulta sumamente entrañable y refrescante.
Gundar
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